Cap. 02

«De los pasos del tío Nieves»

Llevándole los pasos a pie de la portá del mesón, el tío Nieves bajó de la mula y la ató en una de las ventanas de hierro de la fachada. Eufrasieja, moza que ayudaba en algunas tareas a La Chela salió al encuentro al verle llegar para preguntarle.
-Buenas tenga tío Nieves, Chela no me ha dicho nada de esquilar ninguna mula de los viajeros, pero si quiere usted verla allá dentro está por el corral viendo si las gallinas siguen poniendo huevos. Con que lléguese usted.
-No es nada, Eufrasieja, venia con un recao del nieto de la tía Filomena, que en la huerta queda regando los tablares, para tu ama. Y si no es mucho molestar, ya de paso, por la cocina me echas un vino, de los que tenéis refrescando en el pozo, que a la vuelta de la encomienda tomaré antes de salir.
-Si, tío Nieves, que ya sabe usted que es bien recibido en este sitio.Cruzó el patio y los pasillos con techo de tirantes, por el comedor, el patio de atrás hasta uno de los corrales que daban a la parte de atrás del mesón.

-¡Cheleja,¿ por dónde te andas?!, llamó el tío Nieves pasando al corral.
-¿Quién llama?..Ah, es usted , pase mientras miro si estas pollejas nuevas dan ya algo. Que estos gallos que tengo para mí que no se prestan ni a cantar a las madrugás, contranimás dase a las gallinas.
-En casa también tenemos, pero no sé yo de esas cuentas, que de ello se encarga la mayorala y no tiene que ir muy mal cuando casi todos los días me pone tortilla de patatas al almuerzo.
-Ay, a qué buena mujer fueron a dar sus ojos en ella. Y de cuantos apuros me saca si no hay huevos en la cueva.
-A lo que haga falta en necesidad doncella, y si, a Dios gracias, mi mujer es buena. Llégate a casa cuando en preciso hubieras, que en ayuda común vos y nos salimos ganando si nos ayudamos. Más a lo que me traía aquí. El mozo nieto de la tía Filomena, la de la Isabel, me pidió recao para traer. En me ha dicho, si al poder ser, pudieras reservar mesa para final del mes natural en la hora de la cena. Ha de ser su deseo de parlamentar sobre escritura de libro sobre unas historias que le rondan en la cabeza. De saber tienes, que llegan a esta villa y tu mesón el tal Miguel, el de Cervantes, del que habrás oído en hablar por sus famosos escritos en la caballería y otras novelas de fama nacido en la villa vecina de Alcázar. Que en sus avisos acudirán al poder, el paisano Ruy el Mambarrejon, y Alonso Hernández, gente de paz que sabes que tuvieron sus mas y su menos con Esteban Fernández, el del molino de la harina del Cigüela, cuando rompieron la presa deste su molino del que Hernán Vázquez y Rodrigo Manrique alcaldes en ordinario tuvieron que acudir a defender también. De avisar llevo de paso a Frei Don Alfonso Lujan cura propio nuestro del que entiendo no haces mucho aprecio, al sr. Juan de Villanueva que nos dijo como hacer el malecón y también protege de las aguas tu mesón.. De llegar a la cena en reunión de la mesa, y qué de aviso a Evaristo y Casimiro, amigos que conoces míos, y vienen a esta casa a dar fiesta con las sus guitarras según se lo encomiendas. Y qué también yo, quiere que ande presente. Y no solo eso. Que el gusto del mozo que regando se quedo en la huerta de la Filomena, ha de saber si tú pudieras presidir cena y hablares de escritura. Así que eso es lo que me venía a traer.
-¡Uhh.., ay qué pena!, exclamó La Chela.
-¿Pero moza, es alegría o extrañeza?, requirió el tío Nieves.
-¡Anda con Dios, anda con Dios, que cosas! Y, ¿pues como se le ha ocurrido al chico de la tía Filomena andar en parlamentos y con aquellos que dice? Que no lo digo por el mozalbete, al que conozco bien de ayer mañana, de traerme judías verdes, manzanas, peras, tomates, nabos, melones y crianzas de la huerta; del que se también de buen regaor y de ser muy cabalico. Ayer mismo aquí anduvo, más no me habló de juntas ni letras con vecinos y forasteros, que a unos conozco y a otros de lejos. Que de esos nombrados algunos son de corteza chelera, aunque algún qye otro y no me es de señalar por ser de la ecclesia propia un poco de ir carambucano. Más no me meto en cada cual, que cada uno tenemos lo nuestro en ir derecho o torcío y no somos cuales para andar en señal a nadie.
-Ya ves Chela, a mis decires, que ando por los caminos de villa en villa y de todo encuentro, que no solo en las viñas del Señor que dicen, así como también en los olivares. Si supieras de todas las corbeteras que hay en las muchas cabezas…, que incluso en sitios me quieren dar los perricos. Aunque aviaos van y quedan. Esquilados y sin lana, ma tu que pitorra.
-¡Jajaja!.- Partiose a reír La chela ante tal comentario-. ¿A su edad con usted se meten?. Más les valiera a aquellos de la tontá dedicarse a echar rabos, algo aprenderían de surcos derechos y no holgazanería.
-Mis aguarones son anchos y de soportar, refiriéndose a sus espaldas, respondió el tío Nieves. Más que los bribones no se me apesquen en demasía que pronto salgo sin mirar lindes. Que a más de uno he tenido que decirle ven acaquí y no pongas los pies en mi redor que vas a correr como rabichero del concejo cuando quiere cobrarme más de la cuenta de lo que dicen los impuestos. Y por listos de a faltriquera propia no me han vuelto a venir, ni en nuestra villa ni en otra de alredor.
-Genio tiene para ser tan buena gente tío Nieves, aseguró la mesonera.
-¡Ea, no!.- Afirmó el buen hombre esquilaor.- Ya mucho andado tengo, y a las buenas almas siempre me presto y dejo ropón en cualquier menester, pero no así a quien se me acerca relenco. Pachasco cuidado tengan. Pero moza, aunque comido vengo, no estoy cosa, a la Eufrasieja pedido tengo un vino allá en la cocina que andará pensando en mis tardares y allá me vengo, no sea que el vino caliente se ponga y en vez de refresco no me asiente en la barriga, y que al salir de aquí parezca que no voy solo.
-Vámonos allá entonces que menester es también que yo me refresque y acompañándole esté. Que en buena compañía siempre mejor sienta mientras en conversación andemos. A más, que en la cocina todo limpio está que en este corral, sabiendo usted que los corregidores y la justicia del concejo andan en todas las semanas dando si el visto es bueno de la limpieza y el orden si por de en medio hay alimentos. Qué ya ve, si reluciendo y en sano lugar todo tengo. Y me pareciere que más que de inspección los venires, a tomar trago de cuarta acuden tan presto. Aviaos son si creen que no entiendo con tantos años en estos aposentos de vecinos y viajeros.
-Razonamiento tienes Chela y clara idea de todas esas leyes que imponen los del concejo, que aunque trabajas con los brazos en el mesón no por ello eres más torpe que ellos, que casi siempre tienen más sotana por fuera que conocimiento de lo propio de ellos.
-Yendo a lo de venir usted del chico nieto de la hortelana Filomena… Ya le he dado vuelta en la cabeza y problema no ha de ser apartar mesa para él y los que dices que vienen y si he de estar presente en esa junta para dar yo mis pareceres inconveniente alguno hay en ello. Gustosa lo haré. Entendido tengo que pusieron en circulación de papel escrito todas las palabras que en la villa decimos, ese chico y mozos y mozas del pueblo, que nos diferencian de otras hablas de los pueblos nuestros de La Mancha y que titularon Diccionario Chelero. Que varios ellos trabajando estaban pero que hicieron en días de domingo y fiestas de guardar en largo tiempo. Al parecer a la justicia le fue gustoso el texto y acudieron a llevar a imprenta con permiso de aquellos.
-No vas descaminada Chela, que sabes de ello. De extrañeza me parecía que mozos y mozas jóvenes acudían por El Hondillo, donde vive mi vecina Filomena. Según ella también anduvieron de cosas de escritura de nuestros tejeros sabiendo del trabajo tan duro que llevan y de tantos que hay en ello. Y escribieron, que sepa, de la costumbre de las Animas Benditas que de mucho interés tenían por esa cuestión, sabiendo que estos años de atrás no salían vecinos a tener Mayordomías. Y no es de extrañar, con las heladas y sequias habidas y no tener en las arcas suficientes reales para hacerse cargo de ellas.
– Si, de eso estoy referida. Ya ve tío Nieves, entre unos y otras, alguno con letras y los más con faltas en la escritura en eso se entretienen y ponen luz a muchas cosas de esta que es la vida que llevamos en los transcursos de los días. Más que no le pregunto, ¿Cómo sabe ese vino puesto por la ayudanta Eufrasieja, es de su gusto o le carraspea? Si ha de ser, tome los que quiera. .

 

(Continua)