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  • Ocupar: guardar el sitio en una fila o en cualquier otro lugar, matacotar.
    Ocúpamelo, no sea que venga la lista esa y se me cuele.
  • ¡Osten!: interjección típica de Villafranca que se utiliza para cualquier cosa, menos enfática e irreverente que «hostias». También puede decirse que es el «hostias» de los niños.
    ¡Osten, qué bonito! ¡Osten, que es poco feo! ¡Osten, qué bien que iban las damas!

    Hay quien lo escribe con h, por ser una variante de «hostias». Igualmente utilizamos ostelén.

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  • Oraje: mal tiempo con viento, lluvia, nieve.
     Menudo oraje  hace. 

    El DRAE lo contempla como conjunto de elementos climáticos y sinónimo de borrasca.

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  • Orilla: primera rebanada de pan que se corta de una hogaza. Las demás se llaman canteros.
    Qué bien me vie la orilla pa una cata tomate.
  • Orlín: muguet oral, micosis (hongos) que infecta la boca de los niños, cuando todavía son lactantes. La tradición decía que había que impregnar la mucosa bucal con un líquido aplicado con trapo negro, pero realmente se trata con violeta de genciana.
  • Orzuelo: además del divieso en el borde del párpado, es la cáscara, «piel» o camisa que recubre un grano de trigo y que no se ha quitado o desprendido bien por ser el grano muy pequeño.
  • ¡Oscuas!: interjección que usamos igual que osten, casi para cualquier sutuación, pero, sobre todo, para indicar desagrado o queja.
    ¡Oscuas, to lo que me duele a cabeza!
  • Ovalillo: arandela pequeña.