Silos

El silo abre su puerta a una ladera, estilo a las casas de los Hobbits de las historias de J.R.R. Tolkien. Da acceso a la propia puerta una pasarela estrecha que llaman la caña del silo que suele tener inclinación o pendiente descendente. La puerta es rectangular, como la de la casilla. Como la caña percibe aguas de escorrentía y de la propia llúvia, cerca de la puerta en la zona más baja de la caña y a un lado u otro hay un desaguadero. Una especie de pozo de poca profundidad que permite que el agua se almacene en él y se absorba por el propio terreno. Este dispositivo evita que entre agua al silo. Los lados de la caña, cerca de la puerta, pueden presentar la abertura de algún tragaluz que aportará algo de luz a las habitaciones del silo. El silo puede estar excavado en tierra o en piedra de distinta consistencia. En cualquier caso su superficie interior se protege con cal protectora que se renueva de año en año. Los silos en general tienen portal o algún pasillo de distribución que comunique la caña con las habitaciones. Estas son, cocina, cuadras y sala de vendimiadoras. Los silos más pequeños tienen una sola cuadra, mientras que los mayores pueden albergar dos o tres. Las cocinas aparte de la chimenea que al exterior suele ser redonda hecha con mampostería de piedra sin labrar, y un camastro a cada lado, suelen tener repisa o incluso algún vasar.